Introducción
La ontología, en términos filosóficos, se refiere al estudio del ser y de la
naturaleza fundamental de las cosas. Cuando aplicamos este enfoque a la argumentación,
buscamos entender, en primera instancia, cómo se estructura un argumento o cómo
puede persuadir, y en segunda descifrar qué es la argumentación en su esencia,
qué papel desempeña en la existencia humana y cómo se entrelaza con otros
aspectos del ser y del conocimiento.
Para llevar a cabo un análisis
ontológico de la argumentación, es esencial descomponerla en sus componentes
fundamentales y explorar cómo cada uno de estos elementos refleja aspectos más
profundos del ser humano. Este análisis describirá la función de los
argumentos, a la vez que explora la naturaleza subyacente que permite a la
argumentación existir y funcionar en el contexto humano.
Justificación del
Análisis Ontológico
¿Por qué es relevante un análisis ontológico de la argumentación? Al desvelar
la naturaleza profunda de la argumentación, comprendemos cómo operamos como
seres racionales y sociales, en tanto cómo la estructura de nuestras
interacciones discursivas refleja verdades ontológicas sobre nuestra
existencia. En lugar de considerar la argumentación como una mera técnica
retórica o lógica, el análisis ontológico la posiciona como un fenómeno
intrínsecamente vinculado a la forma en que los seres humanos experimentan el
mundo y se relacionan entre sí.
El análisis ontológico nos
permite ver las limitaciones y potencialidades de la argumentación en la
práctica cotidiana. Al examinar los fundamentos ontológicos, se clarifica cómo
los argumentos son herramientas persuasivas, para construir expresiones del ser
humano en su búsqueda constante de sentido y coherencia en un mundo social y
cognitivo complejo.
La Ontología de la
Argumentación: Desglose de sus Componentes
El Ser de la
Argumentación: La Naturaleza Intersubjetiva
En su nivel más esencial, la argumentación es un proceso intersubjetivo. Esto
significa que su ser no reside en la mente individual de una persona, sino en
el espacio compartido entre sujetos. Surge de la necesidad humana de
comunicarse, de compartir ideas, de justificar creencias y de resolver
conflictos mediante el diálogo. La argumentación, por tanto, es un acto de
habla o una manifestación del pensamiento, que evoluciona en una actividad que
cobra vida dentro de las interacciones humanas.
La argumentación se revela cuando
los interlocutores participan en un proceso dialógico, reconociendo al otro
como un agente racional con una perspectiva válida. Esta intersubjetividad
ontológica es esencial porque sitúa la argumentación en el ámbito del reconocimiento
mutuo y de la construcción compartida de significados.
La Tesis y las Premisas:
Manifestaciones del Pensamiento Ontológico
Desde una perspectiva ontológica, la tesis y las premisas, además de ser
componentes formales de un argumento, son también expresiones del pensamiento y
la experiencia del ser humano. La tesis es una proposición a través de la cual
el sujeto estructura su comprensión del mundo; es una afirmación de realidad
sostenida dentro de un contexto específico.
Las premisas, por su parte, son
los fundamentos que sustentan esa tesis. Estas premisas son fragmentos de
realidad percibida o construida que el sujeto elige como relevantes para su
argumentación. Reflejan una cadena lógica y una selección consciente o
inconsciente de aspectos del mundo que el sujeto considera significativos. Así,
cada argumentación se vuelve única en su ser ontológico.
La Inferencia: El Puente
Ontológico entre Premisas y Tesis
La inferencia es el proceso que conecta las premisas con la tesis y, en
términos ontológicos, representa un puente entre el mundo percibido y el mundo
conceptual. La ontología de la inferencia puede ser vista como una
manifestación de la capacidad humana para trascender los datos inmediatos de la
experiencia sensorial y crear nuevas conexiones. Este proceso refleja una
estructura lógica y expresa la creatividad del pensamiento humano en la
construcción activa de significados.
El Contexto: El Horizonte
Ontológico de la Argumentación
El contexto es el horizonte ontológico que enmarca la argumentación. Este
horizonte incluye las condiciones históricas, culturales, lingüísticas y
epistemológicas que permiten que ciertos argumentos tengan sentido y otros no.
La argumentación no puede existir fuera de un contexto, ya que es este contexto
el que proporciona las condiciones de posibilidad para que ciertos tipos de
argumentos sean significativos o persuasivos.
La Ontología de la
Argumentación y Otros Procesos Cognitivos
Razonamiento Ontológico
El razonamiento subyacente a la argumentación es una manifestación del ser
humano en su búsqueda por dar coherencia al caos de la experiencia. El
razonamiento no es simplemente lógica abstracta, ya que constituye una
proyección de la necesidad humana de encontrar orden y significado en la
experiencia vivida.
Lenguaje y Ontología
El lenguaje, como medio de la argumentación, tiene una dimensión ontológica
profunda: transmite información y también es una herramienta ontológica
mediante la cual los seres humanos crean y moldean la realidad. A través del
lenguaje, no solo describimos el mundo, sino que lo construimos activamente.
Percepción Ontológica
La percepción es el primer contacto del sujeto con el mundo y la base sobre la
cual se construyen los argumentos. La percepción es un proceso activo de
interpretación del ser. La percepción influye directamente en la construcción
de las premisas de un argumento, mostrando cómo está ligada a la ontología de
la argumentación.
Conclusión General
El análisis ontológico de la argumentación revela que esta va más allá de ser
una mera herramienta retórica o lógica, mostrando su profundo arraigo en la
condición humana. La argumentación es un fenómeno que refleja la interacción
entre el ser, el conocimiento y la realidad compartida. A través de la
intersubjetividad, el lenguaje, el contexto y la percepción, la argumentación
se manifiesta como un proceso creativo en el que los individuos seleccionan
aspectos de la realidad percibida para construir proposiciones coherentes,
utilizando la inferencia para proyectar nuevos significados en el mundo.
Así concluimos que el análisis
ontológico de la argumentación revela una profunda paradoja: la argumentación
es simultáneamente una expresión del ser en su búsqueda de estabilidad y
coherencia, y un motor de cambio ontológico que reconfigura constantemente las
estructuras de significado. Este proceso dialéctico se arraiga en la capacidad
humana de usar el lenguaje y la razón, tanto para comprender el mundo tal como
es, como para proyectar nuevas formas de ser y de conocer, transformando la
realidad en el proceso.
Así, la argumentación se
convierte en un espejo del ser humano, revelando las dimensiones más profundas
de su existencia y, al mismo tiempo, una herramienta para la creación y
transformación del mundo. Es en esta dualidad —como reflejo y como agente de
cambio— donde reside el poder ontológico de la argumentación, un poder que, en
su esencia, es tanto un testimonio del ser humano como una proyección de su
capacidad infinita para crear significado y realidad. La argumentación es una herramienta
ontológica por excelencia, que permite a los seres humanos construir y
reconstruir continuamente la realidad, actuando tanto como reflejo del ser como
medio de transformación del mismo. La paradoja consiste en usar la
argumentación ontológica para conocer el ser, para no ser y poder ser.
La Argumentación: Un
Análisis Ontológico de la Paradoja de la Dualidad… Por Aarón Vázquez Sauza
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