Autor: Licenciado en Administración Erick Aarón Vázquez Sauza
Contacto: aaron.finanzasyleyes@gmail.com
Afiliación: Universidad Nacional Autónoma
de México || Facultad de Contaduría y Administración |
Facultad de Derecho
Ciudad de México || 12 de
septiembre de 2024
El centro de nuestra reflexión será entonces el
criterio de clasificación y, desde luego, este criterio deberá tener algún modo
de justificar su presencia. El mejor y más sensato modo de establecer los
criterios será sencillamente el que resulte de nuestras necesidades de
clasificación. Con esto podemos llegar a nuestra primera conclusión parcial: la
clasificación de las empresas dependerá de nuestras necesidades del momento y
éstas crearán el criterio para agrupar o desagrupar a las mismas. Podemos
entonces iniciar por decir que partiremos del supuesto de que existen infinidad
de “usuarios” de la clasificación que, dadas sus necesidades, han consolidado
ya los esquemas de agrupación derivados de sus demandas y su legado es una
clasificación existente dentro de criterios más o menos generales. Veamos
cuáles son tanto las clasificaciones como los criterios.
Tipos de empresas y
sus clasificaciones
Según la responsabilidad
Es el modo de actuación frente a las obligaciones
contraídas por la empresa, que pueden ser de diferentes tipos, por ejemplo:
·
Responsabilidad Ilimitada: Empresario individual,
sociedad colectiva y sociedad civil.
·
Responsabilidad Mixta: Sociedad comanditaria que
puede ser a su vez simple o por acciones, y en la que confluyen unos socios
llamados colectivos que intervienen en la gestión y tienen responsabilidad
ilimitada, y otros socios llamados comanditarios que solo aportan
participaciones del capital y que tienen responsabilidad limitada hasta el
importe de sus acciones.
Lo anterior es importante porque generalmente
existen algunas condiciones de separación entre los propietarios de las
empresas y las empresas mismas. Es decir, algunas formas de responsabilidad,
como por ejemplo las personas físicas, donde sus propietarios son ciudadanos
individuales, adquieren responsabilidades y compromisos económicos al mismo
nivel que las empresas. No son considerados diferentes y, en un momento dado,
si la empresa incurre en una deuda, es el capital y propiedades del empresario
–como persona física– los medios para subsanar tales responsabilidades. De modo
distinto, otras formas de sociedad o de constitución limitan la responsabilidad
de la empresa y separan la persona de los dueños de la empresa. Si llega a
incurrir una empresa en demanda de dinero que no puede cubrir, sus dueños no se
ven obligados a disponer de sus bienes personales.
Según el sector económico al que pertenecen
·
Sector primario: Aquellas empresas que se dedican
a obtener su producto directamente de la naturaleza, como la minería, la pesca,
etc.
·
Sector secundario: Son las empresas de
construcción y la industria en general, caracterizadas por transformar aquello
que el sector primario ha extraído.
·
Sector terciario: Son las empresas que se
dedican a prestar servicios para los otros dos sectores, por ejemplo,
hotelería, comercio, transporte, alimentación, etc.
Según la propiedad pública o privada
Las empresas pertenecen a ciertos
tipos de dominios:
·
Empresas
públicas: Son las empresas
cuyo capital pertenece a la administración pública, su finalidad es el interés
social.
·
Empresas
privadas: Son aquellas en
las que su capital pertenece a personas físicas o morales privadas, cuyo
propósito es la obtención de beneficios económicos por medio del lucro.
·
Empresas
mixtas: Son las empresas
que tienen una composición del capital que pertenece en una parte al sector
público y en otra al privado.
Según su tamaño
Para la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, en la Subsecretaría de Ingresos con relación a lo que se
entiende por medianas y pequeñas industrias y según el tamaño del monto de sus
ingresos, se catalogan así: aquellas empresas cuyos ingresos acumulables en el
ejercicio inmediato anterior no sean superiores a 20 millones de pesos, pero
tampoco inferiores a millón y medio de pesos.
El tamaño también es medido tomando
como base el Capital Humano, ante el cual existen criterios internacionales
diversos, por ejemplo:
·
Artesanal (1
a 5 trabajadores)
·
Microempresa
(5 a 50)
·
Pequeñas (50
a 100)
·
Medianas
(100 a 250)
·
Grandes (250
a 1000)
·
Muy grandes
(más de 1000)
Según su antigüedad
Las empresas pueden clasificarse
como:
·
De nueva creación: Las que tienen menos de un año en operación.
·
Jóvenes: De un año a 10.
·
Maduras: De 10 a 30 años.
·
En declive: Cuando empiezan a deteriorarse sus utilidades y
su funcionalidad, sin importar su edad.
Según el sector económico
·
Sector agropecuario: Las actividades agrícolas son las relacionadas
a la siembra, cultivo, cosecha y la primera enajenación de los productos
obtenidos; las ganaderas son las relativas a la cría y engorda de animales,
incluyendo la pesca, aunque en esta última se considera la captura y
extracción.
·
Sector industrial: Es la actividad de extracción, conservación o
transformación de materias primas, acabado de productos y elaboración de
satisfactores.
·
Sector comercial: Es la compra-venta de bienes o servicios.
·
Sector servicios: Es el conjunto de actividades que auxilian el
desarrollo de los otros sectores sin la venta de objetos materiales.
·
Otras clasificaciones: El sector silvícola es el relativo a la
explotación de montes y bosques, sus maderas y vegetación; en la pesca puede
incluirse o separarse la acuacultura; existen subclasificaciones como el
turismo, entretenimiento, u otros más de tipo conceptual, por ejemplo, el
vestido, la vivienda, el entretenimiento, la industria fílmica, el espectáculo,
etc.
Según el origen del capital
·
Nacional: Es una empresa de tipo nacional cuando el
capital es de origen equivalente al lugar donde se constituye la empresa.
·
Extranjera: Es una empresa extranjera cuando el origen del
capital y el destino de las utilidades corresponden a una nación ajena al lugar
donde se constituye la empresa.
¿Quién clasifica a las
empresas?
- Las
empresas en cuanto a su clasificación pueden ser consideradas como
entidades de muy difícil determinación universal. De hecho, la
clasificación tiene resonancia directa dependiendo del tipo de interés o
de necesidad que persigue aquél que las clasifica, quedando a su arbitrio
el tipo de diferenciación que determine para cada grupo de ellas. Por
ejemplo, para las instituciones recaudadoras, la clasificación que
realizan busca encontrar el modo de controlar la evasión fiscal y la
manera de optimizar la recaudación. Para las instituciones de seguridad
social, la clasificación busca identificar la cantidad o magnitud de
personas adscritas a las mismas o para fines de control y de estadística.
Para las instituciones de crédito, la intención de clasificarlas consiste
en señalar el volumen de facturación y el nivel de ingresos anual para
contar con bases para la entrega de créditos, avalúos u otros. Según se
observa, la clasificación persigue ciertos intereses y depende
directamente del tipo de objetivos y necesidades del analista.
¿Para qué se
clasifican las empresas?
- Hemos
visto más arriba que la clasificación depende en definitiva de los
objetivos que cubran las necesidades de información específicas para cada
gremio o sector. Pero para el enfoque de la creación de empresas, la
clasificación tiene como objetivo diferenciar los comportamientos de cada
conjunto de empresas para inferir en tales estadísticas las probables
tendencias y encontrar las áreas más convenientes de acción para la toma
de decisiones. En general, se les clasifica para obtener índices,
promedios, listas de atributos, estadísticas, zonificaciones, pronósticos,
etc.
Conclusiones
¿Cómo se clasifican
las empresas?
Si consideramos que las empresas y negocios son
de nuestro interés como inversionistas y que nuestras necesidades de conocimiento
sobre la clasificación surgen porque deseamos echar a andar nuestras propias
organizaciones lucrativas, la clasificación de las empresas es de gran utilidad
porque nos permite observar con nuevos criterios la manera en que afrontamos la
decisión de iniciar un nuevo negocio. Considerando los criterios ajenos que
finalmente deberán ser nuestros propios criterios de negocios, por ejemplo,
desde la óptica de las autoridades, puede existir un interés muy marcado en
clasificar a las empresas desde la óptica de los impuestos, o bien desde la
evasión fiscal o incluso desde la óptica de la formalidad o informalidad.
También puede ser de su interés la clasificación por el origen del capital o
por el tamaño de la empresa, por ejemplo, porque el gobierno debe entregar sus
reportes a la ciudadanía respecto del número de empleos y puede concentrar sus
esfuerzos de auxilio en ese sentido al favorecimiento de las empresas grandes
que generan registros en el Seguro Social, no así en las empresas familiares
que no están obligadas a dar de alta a sus familiares y en consecuencia el
gobierno no contabilizará esas actividades comerciales como “empleos” aunque
existan ingresos en tales personas.
El criterio de clasificación será de nuestro
interés también porque muchas veces los gremios, cámaras, confederaciones o
cualesquiera asociaciones pueden auxiliar a nuestra empresa si es que somos
acordes a sus intereses, así que en mucho dependerá el cómo clasifiquen a sus
agremiados y ahí estará nuestro interés en cómo ser clasificados. Finalmente,
nos interesa la clasificación porque nos permite observar con nuevas lentes los
territorios que nuestra empresa puede tocar y nos obligará a entender de modo
más profundo el tipo de actividades que estamos o deseamos emprender. Una
conclusión será definitiva: estaremos permanentemente clasificados en más de
una categoría, es decir, estaremos siempre como empresarios
“multiclasificados”.
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